Durante su visita oficial a Japón, el presidente Santiago Peña y la primera dama, Leticia Ocampos, conmemoraron a las víctimas del bombardeo atómico de 1945 en la ciudad de Hiroshima. En un gesto simbólico, depositaron grullas de papel elaboradas por niños paraguayos, en el sitio que honra la memoria de quienes perdieron la vida a causa de la explosión nuclear.

El mandatario señaló que la presencia paraguaya en Hiroshima representa un mensaje de paz y respeto a la historia. “Al igual que Japón, nuestro país también sufrió las consecuencias de una guerra devastadora, pero supimos reconstruirnos con dignidad”, expresó.

Asimismo, destacó el valor universal de la paz y subrayó la importancia de elevar las voces de reconciliación y entendimiento por encima de los conflictos armados. “Hoy levantamos la voz para que en el mundo se escuchen más fuerte las voces de paz que las voces de guerra”, declaró.

Sadako y las mil grullas, el significado detrás del “tsuru”

Las grullas de papel, conocidas como tsuru, fueron entregadas por la pareja presidencial en el Parque Memorial de la Paz, como parte de una tradición japonesa que representa la prosperidad, felicidad, paz y longevidad.

La figura de Sadako Sasaki se convirtió en un emblema universal de la paz y la resistencia humana frente al horror de la guerra. Sadako tenía apenas dos años cuando la bomba atómica arrasó Hiroshima en agosto de 1945. Aunque sobrevivió al ataque, una década después fue diagnosticada con leucemia, una de las tantas secuelas silenciosas de la radiación nuclear.

Durante su internación, Sadako comenzó a plegar mil grullas de papel, inspirada por una antigua leyenda japonesa que afirma que quien logre esta hazaña “verá cumplido un deseo”, convencida de que si lograba completarlas, su anhelo de curarse se haría realidad.

Con solo 12 años y una enfermedad terminal, su gesto no fue solo un intento por vivir, sino también una expresión silenciosa de esperanza, persistencia y fe en la paz. Alcanzó a realizar unas 650 grullas antes de morir en 1955. Sus compañeros de escuela completaron las restantes y las depositaron con ella al momento de su entierro.

Su historia conmovió profundamente a Japón y al mundo. En su honor, se erigió el Monumento a la Paz de los Niños, donde miles de grullas de papel llegan desde distintos rincones del planeta como símbolo del deseo global por un futuro sin armas nucleares.

Hoy, cada grulla enviada lleva implícito un compromiso colectivo con la memoria, la no repetición y el anhelo de un mundo donde prevalezca el diálogo por encima del conflicto.

En las alas de cada figura de papel se proyecta el mensaje que Sadako dejó al mundo: “Escribiré la paz en tus alas y volarás alrededor del mundo”.