La industria de la panadería celebra hoy el “Día del Panadero”, una profesión sinónimo de labor incansable y dedicación. Sin embargo, enfrenta desafíos significativos para hornear este alimento básico, fundamental para millones de personas.

Desde las pequeñas panaderías locales hasta las mas grandes empresas, el Día del Panadero es un momento para rendir homenaje a quienes trabajan incansablemente para producir pan de calidad día a día, con la elaboración de una amplia variedad de panes, ajustando tiempos de fermentación, temperatura del horno y proporciones de ingredientes para garantizar el sabor y la textura óptimos de cada producto.

Hoy en día, disfrutamos de una amplia variedad de panes gracias a la innovación constante de los panaderos, quienes experimentan con diversos ingredientes y técnicas para ofrecernos deliciosas opciones que complementan nuestros platos.

En comunicación La Nación y Dagogliano, indicó que este sector ha estado presente en los hogares paraguayos durante aproximadamente 90 años. Sin embargo, en la actualidad, la situación es que se requiere un mayor respaldo para mantenerse en el mercado altamente competitivo “Estamos prácticamente en extinción, necesitamos mucha ayuda de las empresas y del Gobierno”, comentó.

Expresó que en la actualidad, en los principales establecimientos comerciales, la fuerza laboral ha sido sustituida por maquinaria automatizada. “Nosotros no nos hemos aggiornado seguramente a los nuevos tiempos porque seguimos en lo artesanal, pero en la actualidad el mercado funciona más con la automatización”, comento.

En cuanto a los préstamos, afirmó que son imprescindibles para volver a competir en el mercado. “Esto permitiría adquirir maquinaria más moderna y actualizada, ya que nuestras instalaciones cuentan con equipos obsoletos”, aseguró. Los hornos de gran tamaño y los equipos pesados utilizados por los panaderos tradicionales están perdiendo terreno frente a los avances tecnológicos.

Te dejamos la receta para que puedas hacer pan en casa:

  • Colocamos el agua templada en un recipiente amplio y hondo y añadimos la levadura fresca, desmenuzada, y el azúcar. Movemos hasta que el azúcar y la levadura se mezclen por completo.
  • Colocamos la mitad de la harina y todo el aceite. Removemos bien, procurando aplastar los grumos que se formen, y dejamos reposar durante 20 minutos a temperatura ambientes.
  • Pasando el tiempo de reposo incorporamos el resto de la harina, la sal y removemos hasta que no podamos más. Espolvoreamos la superficie de trabajo con harina y volcamos la masa sobre ella. Nos engrasamos las manos con aceite y amasamos durante un par de minutos.
  • Formamos una bola con la masa y la colocamos sobre una bandeja de horno cubierta con papel vegetal untado con un poco de aceite. Hacemos dos cortes en la superficie con un cuchillo afilado y, si queremos dar un aire rústico al pan, lo espolvoreamos con harina.
  • Embadurnamos con aceite el interior de un recipiente amplio y hondo apto para horno (hemos usado un bol de pyrex de 24 cm, pero se puede usar una cacerola o similar) y cubrimos con él la masa. Cocemos en el horno, precalentado a 200 ºC con calor arriba y abajo, durante 45 minutos. Destapamos y dejamos enfriar sobre una rejilla antes de consumir.
  • Formamos una bola con la masa y la colocamos sobre una bandeja de horno cubierta con papel vegetal untado con un poco de aceite. Hacemos dos cortes en la superficie con un cuchillo afilado y, si queremos dar un aire rústico al pan, lo espolvoreamos con harina.
  • Embadurnamos con aceite el interior de un recipiente amplio y hondo apto para horno (hemos usado un bol de pyrex de 24 cm, pero se puede usar una cacerola o similar) y cubrimos con él la masa. Cocemos en el horno, precalentado a 200 ºC con calor arriba y abajo, durante 45 minutos.
  • Destapamos y dejamos enfriar sobre una rejilla antes de consumir