El Instituto Nacional del Cáncer inició una importante etapa de renovación, enfocada en mejorar su infraestructura, especialmente el techo del edificio. Esta iniciativa, impulsada por la nueva administración, busca atender las necesidades tanto de los pacientes como del personal médico, asegurando un entorno seguro y confortable.

El INCAN ha enfrentado durante años desafíos significativos en cuanto a su infraestructura, con el deterioro progresivo del techo como una preocupación primordial, según información proporcionada por la cartera sanitaria. Este problema no solo compromete la integridad estructural del edificio, sino que también afecta las condiciones de trabajo del personal médico y la experiencia de los pacientes que acuden en busca de tratamiento.

Ante esta situación, la nueva administración priorizó la ejecución de obras de renovación del techo, comenzando por áreas críticas como radiología, banco de sangre, quirófano y pasillos, desde la entrada hasta el auditorio.

Este enfoque estratégico tiene como objetivo principal asegurar un entorno seguro y cómodo para los pacientes durante su estadía en el instituto, así como proporcionar condiciones de trabajo óptimas para el equipo médico y de enfermería.