Zagallo: el hombre al que el mundo le quedó pequeño

El mundo del fútbol perdió este fin de semana a una se sus figuras más emblemáticas, el brasileño Mário Jorge Lobo Zagallo.

Ganar el campeonato del mundo es considerado el máximo logro en la carrera de cualquier deportista, repetir la hazaña es privilegio de pocos y ser protagonista en otras dos ocasiones más es solamente algo que Zagallo logró conocer.

El hombre nacido en 1931 fue un extremo izquierdo de gran personalidad y juego, que brilló en el fútbol carioca de finales de los 40’s a mediados de los 60s. Un jugador único, no sólo por su calidad sino por sus “costumbres”; como la de estar siempre ligado al número 13, que según él atraía a la suerte en vez de espantarla como se cree comúnmente.

“El Viejo Lobo” fue campeón de torneos estaduales en Río de Janeiro con América FC (1949), Flamengo (1951, 1952, 1953, 1954 y 1955) y Botafogo (1961, 1962 y 1963).

Pero fue con la Selección de Brasil con la cual alcanzó sus máximos logros, llevándose la Copa del Mundo en dos ocasiones: 1958 y 1962; integrando equipos estelares junto a Pelé, Vavá, Garrincha; etc. Incluso en la edición del 58 anotó el quinto gol de la “Canarinha” en la final ante Suecia.

Para 1965 anunció su retiro de la actividad cono futbolista profesional para iniciar su carrera como entrenador.

Dirigió a Botafogo en una de las etapas más laureadas del “Fogao”, llevándose cinco torneos estaduales entre 1967 y 1968; coronando esa era con la obtención del Brasileirao en 1968.

En la selección había interinado en el banquillo por un partido en 1967 y otro en 1968, para finalmente tomar la posta de cara al Mundial de México 1970, tras la salida de Joao Saldaña.

Fue en tierras aztecas que el “Lobo” levantó el antiguo trofeo Jules Rimes Colo campeón del mundo, esta vez como entrenador.

Luego de la travesía mundialista, volvió al fútbol de clubes, dirigiendo a Fluminense; equipo con el cual se llevó el Campeonato Carioca de 1971.

Tras aquel año, tomó las riendas del Flamengo. En aquella etapa entre 1972 y 1973 ganó tres títulos estaduales con el “Mengao”, club al que volvería a dirigir en otros tres ciclos; en los cuales volvió a conseguir éxitos importantes: Copa Guanabara (1984 y 2001), Campeonato Carioca (2001) y Copa de Campeones (2001).

A finales de los 70s se aventuró hacia el oriente, dirigiendo al Al-Hilal de Arabia Saudita; con el cual se llevó la liga de ese país en 1979 y al qje dirigió hasta 1980. Anteriormente tuvo un paso por la Selección de Kuwuait entre 1976 y 1978.

También dirigió a la Selección de Arabia Saudita desde 1981 a 1984, con la cual se llevó la Copa Asiática en 1984.

Culminó su periplo asiático dirigiendo al seleccionado de los Emiratos Árabes Unidos desde 1989 hasta 1990.

En el 91 volvió a Brasil, para dirigir a Vasco Da Gama —al cual ya había tenido bajo su mando entre 1980 y 1981—.

Para 1994 se sumó al cuerpo técnico de Carlos Alberto Parreira en la selección brasileña como asistente; rol en el cual fue campeón del mundo nuevamente.

El Mundial de Estados Unidos 94 terminó con el “scratch” nuevamente en la cima del planeta, tras una sequía de veinticuatro años. La única constante en los —hasta entonces— cuatro títulos mundiales de Brasil fue la presencia de Mário Zagallo.

Como parte del CT de Parreira, tomó las riendas de la selección sub 23 que obtuvo el Sudamericano de la categoría y la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996.

Continuó si labor cono asistente técnico con el mismo entrenador, ganando la Copa América en 1997 y 2004; así como la Copa Confederaciones 2005.

La eliminación ante la Francia de Zidane y Henry en el Mundial de Alemania 2006 marcó el punto final de la carrera de Zagallo en el combinado nacional de su país, tras la salida de Carlos Parreira del banco “verdeamarelho”. Luego de eso, el tetracampeón mundial se alejó del ojo público.

El tiempo afianzó su condición de ídolo, figura y referente en todo el planeta; siendo uno de los más exitosos a nivel de selecciones y un ícono para el deporte brasileño.

Mário Jorge Lobo Zagallo falleció este 5 de enero de 2024 a los 92 años, tras una breve hospitalización. Desde 2022 sufrió un deterioro progresivo de su salud que culminó con su paso a la inmortalidad en las últimas horas del pasado viernes.

El presidente de Brasil, Luís Inácio Lula Da Silva; decretó tres días de duelo nacional por la muerte del exitosísimo ex jugador, entrenador y asistente técnico. Sin embargo, el recuerdo de su trayectoria y sus éxitos perdurará en el tiempo.

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