El 15 de noviembre de 2017, el submarino ARA San Juan (S-42) desapareció en el Atlántico Sur debido a una serie de fallas técnicas mientras viajaba de la Base Naval de Ushuaia a Mar del Plata.

El submarino, fabricado en los años 80 por Thyssen Nordseewerke, tenía 65 metros de largo, un casco de siete metros de diámetro y era impulsado por cuatro motores diésel MTU 16 V de 6720 HP.

Entre 2007 y 2014, el ARA San Juan tuvo una gran revisión en un taller de reparaciones navales ubicado en Buenos Aires, Argentina, donde realizaron más de 600 tareas, cambiaron 960 baterías y añadieron cuatro motores nuevos. En el 2016, el funcionario Marcos Peña dijo al Congreso que el submarino estaba “listo para operar” en la base de Mar del Plata.

Pese a eso, los legisladores le dijeron a Peña que el submarino necesitaba ir a un lugar especial para arreglarlo, pero él no respondió a esa petición.

En la actualidad, los familiares de los fallecidos siguen pidiendo justicia para encontrar a los responsables de las 44 muertes que pudieron evitarse y continúan múltiples procesos legales relacionados con este incidente. Además, un tribunal militar impuso sanciones disciplinarias a los altos mandos de la Armada involucrados en ese trágico evento.